Cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle encontraron allí un pozo de aguas vivas (Gn 26,19)
Día 12 «La custodia del corazón (I)»
Te doy mi corazón. Purifica mi mirada Dios mío. Da alegría a mi corazón y que mi cuerpo sea fiel reflejo de ella.
Cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle encontraron allí un pozo de aguas vivas (Gn 26,19)
Te doy mi corazón. Purifica mi mirada Dios mío. Da alegría a mi corazón y que mi cuerpo sea fiel reflejo de ella.
¿Qué hay y qué entra y dejo entrar en mi corazón? […] sed que trato de colmar amargamente, tantas veces inconscientemente.
¿Cómo es posible que María aceptase, abrazase, la cruz de su Hijo? Supongamos que Jesús fuese una invención como Hijo de Dios y, por tanto, toda la doctrina derivada de ello, empezando por la inmaculada concepción de la Virgen María.
«La purificación del corazón hace inquebrantable el espíritu del hombre, y le vuelve apto para recibir el estado que busca (…). ¿Cómo pretender ver a aquel que sobrepasa todo entendimiento y todo sentimiento, sin despojarnos antes de todo pensamiento apasionado?» (Evagrio póntico).
Presentamos algunos fragmentos de la obra de María Valtorta, enmarcados en la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Acompañamos los textos con otras meditaciones e imágenes de la serie del artista Alberto Guerrero sobre el Via Crucis.
Todos los pozos que habían cavado los criados de su padre en tiempos de su padre Abrahán, cuando este vivía, los cegaron los filisteos llenándolos con tierra. (…) Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían sido cavados en tiempo de su padre Abrahán y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abrahán, y los llamó con los mismos nombres que su padre les había puesto. Los criados de Isaac cavaron en el valle y encontraron allí un pozo de aguas vivas (Gn 26, 12).
Este blog, nacido de la amistad, sostenido en comunión, no pretende más que ahondar en viejos pozos. Hay aguas subterráneas, hay corrientes de agua aún por descubrir.
Día 13 «La custodia del corazón (I)»
/en Diario/por Isaac B.Con pocas cosas colocadas y ordenadas, pero contigo en el centro de mis miradas. Y así hasta lo que no entiendo y el vértigo te lo puedo entregar.